Por: Karla Juárez.
“Somos la frontera entre el primer y tercer mundo. Somos la frontera entre dos modos de vida.”
La relación México-Estados Unidos no solo es una relación de vecindad ni comercial ni económica. No sólo son los tres mil kilómetros que compartimos con la primer potencia económica a nivel mundial, no sólo compartimos una frontera que es de las más transitadas del mundo. Somos la frontera entre el primer y tercer mundo. Somos la frontera
entre estos dos modos de vida hay una relación que se está volviendo ya en una relación transcultural. Veamos, somos aproximadamente 152 millones de mexicanos, de los cuales 122 millones vivimos en México y más
de 30 millones viven en los Estados Unidos de Norteamérica, de esos 30 millones, aproximadamente 14 millones nacieron en territorio mexicano,
el resto son descendientes de mexicanos que cuentan con la doble nacionalidad, ya que son hijos de mexicanos. Para darnos una idea de cuántos son 30 millones de habitantes diremos que es casi toda la población
de Canadá, de Perú, de Venezuela o Argelia. 30 millones es la población de Suecia, Portugal y Grecia juntos. Treinta millones de mexicanos que “Hacen trabajos que ni los negros quieren hacer”, la mayoría de estas personas sienten la mexicanidad a su manera, mexicanos en una tierra que no es de ellos, pero son mexicanos que emigraron a trabajar, no a robar ni a matar. Mexicanos que llevan su cultura y sus costumbres a otra tierra.Hagamos un ejercicio con la mente, usted, amigo lector, piense en un territorio del tamaño de uno de los estados grandes de la república mexicana –Coahuila,
Tamaulipas, Baja California– y ponga ahí a esos 30 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos, póngalos con el poder adquisitivo que ahora tienen, póngales los medios de producción y un gobierno como el norteamericano (que aunque sea corrupto, no tiene el grado de descomposición del nuestro).
Yo estoy convencido que el estereotipo que hay del mexicano como flojo
y envidioso, es un mito. Me ha tocado ver comuni dades urbanas en donde los vecinos se ayudan y apoyan para salir adelante, unos claros ejemplos de esto son las organizaciones de vecinos que surgieron después del terremoto del 85, las cooperativas de mujeres artesanas del estado de Hidalgo, Las Mujeres Artesanas de Oaxaca A. C. y varias más que se me vienen a la memoria. Bueno tenemos la gente que emigra haciael norte lo hace para trabajar, son gente de trabajo; sus hijos están siendo educados a la
manera de los norteamericanos, que si bien no es el sistema educativo perfecto, sí está más desarrollado que el nuestro; con el acceso a la tecnología que tienen ellos y con el ingenio que tenemos nosotros;
con las bondades naturales que compartimos ambas naciones; con la
infraestructura, ya no la de los norteamericanos sino la nuestra; con una repartición más justa de la riqueza, digamos de la manera de ellos, donde un obrero o un albañil ganan lo suficiente para vivir con lo justo, sin riqueza, pero con todo lo necesario; con un sistema judicial no tan
corrompido como el nuestro. Se imagina, amigo lector, todo lo que
podría hacer ese país. Ese país existe, no como país, pero sí como comunidad; la comunidad mexicana en Estados Unidos. Solo habría que quitarle la television , la televisión norteamericana en español no
es mala, es horrorosa. Quítele la comida, ya que la versión estadounidense de nuestra comida raya en el insulto, las grandes cocineras de los dos siglos anteriores me imagino que dan vueltas en sus tumbas cada vez que pasa un comercial de taco-Bell en la televisión, no hay peor cosa que comer unos crispy-tacos.
Lo más cercano a esto que describo en líneas arriba son las comunidades fronterizas. Laredo, Texas, es una ciudad en donde casi no se habla inglés. Es una ciudad con aproximadamente un 85% de habitantes mexicanos o de origen mexicano, es una de las ciudades norteamericanas con mayor desarrollo a nivel nacional, y eso es gracias a que los mexicanos somos
trabajadores, le entramos a todo y, contra la actitud normal de los norteamericanos, el mexicano hace más de lo que le corresponde, no se
limita hacer solamente su traba-jo (por eso la mano de obra mexicana es cotizada entre los empleadores gringos). Considerando el nivel de organización y calidad en la mano de obra desarrollada por nuestros paisanos, me atrevo a decir que ellos por si solos podrían conformar un país de primer mundo, como Suecia o Italia, por decir algo, en donde podrían desarrollarse a un mayor nivel cultural, económico, y educativo. Con la experiencia adquirida en Estados Unidos en las tecnologías de la información, con el entusiasmo característico que desarrolla la personalidad de la nuestra nación, y con un sentido de pertenencia al territorio, sin la presión de pertenecer a un país extraño podrían esos 30 millones de personas realmente harían el milagro mexicano tan sonado en otras épocas